Memoria Palermo llevó los materiales e implementos necesarios para dirigir el proceso de elaboración. Ellos traían el texto listo, mientras que nosotros, en la escuela, habíamos preparado la decoración:una silueta de armadillo, es decir, un Poyú, que tres alumnas de 7º-Alma, Lola y Rosalinda- habían diseñado con la profesora de Plástica. Iría acompañado por las banderas argentina y cubana que representan a la escuela.
Hubo una importante participación de la comunidad escolar: alumnas y alumnos de 6º y 7º con sus padres y hermanos, maestras y maestros acompañados por familiares y amigos, ex alumnos recientes y ex alumnos del año 66.
También estuvieron por supuesto las ex compañeras de trabajo y estudio de Cortés.
Como el anuncio del evento había aparecido en las páginas de Facebook de Memoria Palermo, Sintonía EDUCAR y otras, hubo nuevos encuentros. Unos días antes del sábado recibimos el conmovido mensaje de dos ex maestras de la escuela: Graciela Lombardi, gran amiga de Carlos, y Cristina Marcos, su compañera, que convivió con él hasta el día del secuestro. Ambas estuvieron el 11, con familiares y amigos.
La fabricación de la baldosa fue una jornada conmovedora. Nos convocaba un hecho doloroso e injusto, el cielo gris nos recordaba todo el tiempo esa tristeza. Y sin embargo, predominaba la alegría. La alegría de encontrarse o reencontrarse, la alegría de estar trabajando juntos para recuperar la memoria de Poyú, derrotando cuatro décadas de olvido.
Aquí pueden verse imágenes de esa tarde:
Fabricación de la baldosa en homenaje a
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