Además de hablar de Carlos, Norberto, que integró como juez federal distintos tribunales que juzgaron y condenaron a represores, habló sobre la importancia de estos juicios por crímenes de lesa humanidad. Explicó también cómo funcionaba el circuito represor de la dictadura.
Nos contó luego cosas sobre su propia experiencia en la escuela, que recordaba con mucha emoción y cariño: las salidas a Palermo, los equipos de fútbol, las diferencias con los maestros más rígidos, los almuerzos compartidos con los más amigos y las charlas en la sala de maestros.
A Carlos le gustaba mucho la música, nos dijo, y ese era un tema del que ellos hablaban mucho. Por ejemplo, a Carlos le gustaban Mercedes Sosa y Susana Rinaldi. También conversaban sobre libros y sobre política.
Para terminar más tranquilo su carrera, Norberto pasó a una escuela de jornada simple. Quedaba cerca de la casa de Carlos y Cristina, por lo cual los visitaba a menudo. Por ejemplo, estuvo con ellos el 24 de marzo del 76, el día del golpe militar. Compartieron la incertidumbre y preocupación por los tiempos que se venían. Ellos habían pasado casi toda su vida bajo sucesivos gobiernos militares y sabían que vendrían días difíciles. Pero nunca imaginaron lo que aquella última dictadura iba a ser capaz de hacer.
Norberto nos dejó además la imagen de un Carlos cuidadoso de su aspecto, galante con las mujeres, que usaba como único abrigo una chalina beige de alpaca.
De nuevo gracias, Norberto, por compartir emociones y recuerdos.
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